miércoles, 30 de noviembre de 2011

Aclaración sobre "Rhizome"

No es que Deleuze esté buscando explicar a Dios, como lo hacía Spinoza a través de sus escritos. Sino que ambos utilizan el mismo movimiento para explicar distintas ideas. Deleuze rechaza la idea de Dios por ser esta idea totalitaria y dicotómica. Pero a la vez, en un punto, coincide con la teoría de Spinoza sobre su Dios-energía.
Siguiendo esta idea del movimiento como motor explicativo de ideas totalmente contrapuestas, me surje a colación un poema de Jorge Luis Borges, donde se grafica con elocuente maestría estos movimientos aparentemente racionales y medidos; finitos, con causa, que en realidad encierran movimientos infinitos abismales y contenedores, desde la metáfora, de los primeros.


I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

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