martes, 15 de noviembre de 2011

Filos

Aristóteles, Metafísica

[…]Tal es el principio de que penden el cielo y toda la naturaleza. Sólo por poco tiempo podemos gozar de la felicidad perfecta. Él la posee eternamente, lo cual es imposible para nosotros. El goce para él es su acción misma. Porque son acciones, son la vigilia, la sensación, el pensamiento, nuestros mayores goces; la esperanza y el recuerdo sólo son goces a causa de su relación con éstos. Ahora bien; el pensamiento en sí es el pensamiento de lo que es en sí mejor, y el pensamiento por excelencia es el pensamiento de lo que es bien por excelencia. La inteligencia se piensa a sí misma abarcando lo inteligible, porque se hace inteligible con este contacto, con este pensar. Hay, por lo tanto, identidad entre la inteligencia y lo inteligible, porque la facultad de percibir lo inteligible y la esencia constituye la inteligencia, y la actualidad (*) de la inteligencia es la posesión de lo inteligible. Este carácter divino, al parecer, de la inteligencia se encuentra, por tanto, en el más alto grado de la inteligencia divina, y la contemplación es el goce supremo y la soberana felicidad.
Si Dios goza eternamente de esta felicidad, que nosotros sólo conocemos por instantes, es digno de nuestra admiración, y más digno aún si su felicidad es mayor. Y su felicidad es mayor seguramente. La vida reside en él, porque la acción (*) de la inteligencia es una vida, y Dios es la actualidad (*) misma de la inteligencia; esta actualidad (*) tomada en sí, tal es su vida perfecta y eterna. Y así decimos que Dios es un animal eterno, perfecto. La vida y la duración continua y eterna pertenecen, por tanto, a Dios, porque esto mismo es Dios[…]

, Libro Duodécimo, VII
(Biblioteca Filosófica. Obras filosóficas de Aristóteles. Volumen 10. Traducción: Patricio de Azcárate)

Aristóteles habla de, como sabemos todos, o tenemos un mínimo conocimiento, que dios es TODO, vida, felicidad, amor, inteligencia, todo. La felicidad de dios se produce a partir de lo que nosotros hagamos para el bien de él. Todo ser cristiano lo respeta como el ser con mayor autoridad que supuestamente tiene y que creen con certeza y confianza que tiene. Dice que la felicidad perfecta la tiene Él, del cual es imposible para nosotros obtenerla, pero todo cristiano tiene la esperanza de conseguirla respetando las palabras de Dios, los mandamientos, no haciendo maldades, solo así las personas religiosas creen que al morir van a conseguir la felicidad y la paz absoluta. Pero nadie sabe en verdad si existe un cielo o un infierno, ¿Será una simple metáfora? O todo lo que expresa en el testamento es cierto? No hay certeza de todo esto y nadie nos puede decir “si, existe el infierno”, “Dios es el que verdaderamente te castiga con esta maldad”. Hay personas que dicen que venimos a este mundo para realizar una “misión”, y que cuando la completamos, morimos. Otros dicen que tenemos una vida pasada, que somos reencarnaciones de otras personas. Pero nadie esta completamente seguro de lo que dicen y sin embargo confían de ese dicho porque creen en Dios.

Por lo tanto, “no todo es lo que parece” o “Dios es un ser eterno, es la vida”.

http://www.e-torredefilosofia/Filosofiagriega/Aristoteles/BienSupremo.htm

Eugenia Verrón Demaría

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